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Ignacio Achucarro, próximo 'Dorsal de Leyenda'.

Tras Juan Arza, José María Busto y Marcelo Campanal, el siguiente ex-jugador sevillista, Ignacio Achucarro, será el homenajeado por el club recibiendo la distinción de 'Dorsal de Leyenda'.

Una distinción que le concederá el Sevilla Fc el próximo 10 de Mayo, fecha inolvidable para todos los sevillistas, donde lográbamos por primera vez en la historia de nuestro club, un título europeo al ganar en la final de la Copa de la UEFA al Middlesbrough inglés en Eindhoven allá en el año 2006, y que fue la génesis de la década mas gloriosa en la historia del Sevilla Fc al conseguir seis títulos desde el año 2006 al 2010.

El Sevilla FC traerá a Achucarro a España junto a su esposa para que reciba la distinción más valiosa que se puede conceder a un jugador ex sevillista, como así lo han recibido ya tres viejas glorias como Juan Arza, José María Busto y Marcelo Campanal.

Cuentan que el inolvidable mediocentro paraguayo Ignacio Achucarro, por su fútbol de raza y carácter sostuvo al decandente Sevilla de los años sesenta, formando una dupla excepcional en la medular con Manuel Ruiz Sosa. Achucarro militó una década en Nervión, en la que jugó 281 partidos, estableciendo un récord de encuentros como jugador extranjero, que sólo fue superado 53 años después por Renato Dirnei en la pasada temporada. Achucarro llegó en el verano de 1958, tras ganar todo lo posible con el Olimpia de Asunción y completar un gran papel con su selección en el Mundial de 1958. En Sevilla se hizo un hombre y sus excepcionales virtudes terminaron de cuajar. Era un centrocampista de unas condiciones físicas superdotadas, no conocía las arrugas, su fútbol era viril y su pundonor admirado por propios extraños. Achucarro jamás hincaba la rodilla y, en definitiva, era una fidedigna encarnación de los tan entonados valores de la casta y el coraje.

Llegó a ser subcampeón de Copa en 1962, pero su página más épica la firmó en el ocaso de su estancia en Nervión. Corría la campaña 66/67 y el Sevilla se jugaba la permanencia en Gijón. Achucarro, que era el capitán, estaba lesionado, pero quiso jugar. Su actuación fue memorable y con ella agigantó su leyenda de futbolista racial, exhibiendo una fidelidad hacia el escudo pocas veces visto en un campo de fútbol, pues acabó con las articulaciones de la rodilla lesionada hechas añicos. Aquel partido le catapultó al estadio de los elogios y los reconocimientos. La Federación Andaluza le concedió su medalla de oro y el Sevilla su insignia de oro y brillantes, entre otros muchos homenajes.

Achucarró jugó una temporada más y se marchó a Paraguay, para retirarse allí a comienzos de los setenta. Antes de que se marchara, el Sevilla FC le realizó un partido homenaje contra el Guaraní, campeón del torneo paraguayo, registrando el Sánchez Pizjuán una excepcional entrada para homenajear al ya entonces mítico jugador. Recientemente, en julio de 2010, el Olimpia, club en el que es idolatrado, recibió una distinción de honor al mérito deportivo. Ahora el Sevilla rendirá homenaje a otro de los ex jugadores que en aquellos tiempos, dio todo sobre el terreno de juego por la camiseta sevillista. 

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